In Memoriam
"El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional”
-Siddharta Gautama (Buda)
La Sensación de
estar y no estar
Tu respiración se para por un momento seguida por una lenta y agónica exhalación con sensación de extrema aflicción en el pecho e intensa heladés en la espalda, tu cuerpo no te responde, reacciona por si solo; si se queda completamente quieto o sufre espasmos, ni siquiera lo notas y te invaden unas punzadas en la cabeza tan fuertes como extrañas que te marean tanto que sientes náuseas. Tus ojos están abiertos pero en realidad no afocas nada, el corazón duele con cada latido y tu mente te abandona para ser presa en un laberinto de recuerdos y pensamientos sin fin. Quieres llorar, patear, gritarle al cielo ¡¿Por qué?! Pero no puedes… o sí, pero da igual porque el dolor no cederá ante nada.
No importa lo que hagas; cuanto implores, reces o maldigas. A partir de ahora tendrás que aprender a vivir con esa agridulce sensación de vacío, soledad, impotencia y negación. Con las cosas buenas y malas que hiciste, con lo que dijiste y lo que no; alegrías, arrepentimientos, todo por igual. Nunca volverás a ser la persona que eras hace apenas cinco segundos atrás y ansiosamente lo sabes; tu vida ha cambiado para siempre.
Te topas con algo increíblemente espeluznante y al fin conoces lo que es realmente temblar de miedo, miedo a no verle más; al verdadero monstruo que es la ausencia. Piensas tanto en la falta que te hace desde ya que egoístamente llegas a sufrir más por eso que por su propia partida. Roto y sin ganas, vas por la vida intentando sanar un corazón herido y cansado de perder; triste por la separación e intentando acallar la incesante vocecita que no se cansa de preguntarte con un susurro al alma ¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Se fue sabiendo que le amabas?
Sabes que es la ley de la vida e incluso en ese momento tan inoportuno siempre hay algún valiente entrometido que te lo recuerda, aún sabiendo que en tus zapatos estaría devastado. Pero nunca nadie te prepara para esta inevitable y normal vivencia de perder a los seres que amas. Siempre creciste con miedo a la muerte, desde pequeño te hicieron convertirla en algo oscuro y aterrador. Y sí, el dolor es inexplicablemente aterrador y asfixiante. Si tan solo alguien te lo hubiera dicho… ¿Hubieras sido capaz de imaginar lo que se siente? Leyéndolo, ¿Crees que pudiste experimentar un atisbo de él? Algo así solo se entiende realmente cuando se vive en propia piel.
Lo relatado aquí es solo el inicio del enorme vacío que se viene, no importa cuanto intentes escapar de este desconsuelo, por lo menos una vez tendrás que experimentarlo plenamente, pues es el más doloroso recordatorio de que sigues vivo. Sentirás la pesadez más grande de tu existencia, solo tú sabrás cuando y como empezar a recuperarte.
Días, meses, años; toma el tiempo que necesites. Es válido si durante el proceso te das permiso de volver a caer un poco o tocar fondo. Repetirás el ciclo cuantas veces necesites pero tienes que tener mucho cuidado de no volverlo vicio, no lo conviertas en un bucle infinito o conocerás a lo que muchos nombran la muerte en vida. Necesitas ir soltando a como tu corazón te lo permita y eventualmente con el tiempo irías sanando aunque la cicatriz te quede para siempre.
A esta sensación plagada de todo y nada en donde estás y no estás, se le conoce como el temible dolor de perdida.
"Un día verás su foto y en vez de recordarle con dolor, estarás feliz de haberle conocido”
-Evaristo Sandoval

“¿Por qué uno se retuerce entre rincones mirando al cielo en busca de alguien?”
- Caifanes
*Acomodo emulando un ciclo que se repite indefinidamente hasta que el espectador sienta la necesidad de salir de él.
Técnica barrido
Fotografías digitales, NIKON D5OOO
México, 16 de Marzo del 2016